El color de las paredes, el estilo del mobiliario, la iluminación... Puestos a pensar en la decoración del hogar son muchos los elementos que pueden sumar atractivo al conjunto. De entre todos ellos, el pavimento es uno de los más importantes. No en vano, más allá de su aportación estética, está llamado a resistir al desgaste propio del uso y el paso del tiempo. Los suelos de arcilla natural constituyen una opción de lo más interesante por distintas razones.
Desde su naturaleza ecológica hasta su versatilidad son muchos los atractivos de los suelos de arcilla natural, un tipo de pavimento que puedes emplear tanto en interiores como en exteriores.
Uno de los principales motivos para elegirlos tiene que ver con su naturaleza artesanal y es que, pese a ser un material con siglos de historia, conserva el encanto del tratamiento artesanal que le permite mantener intactas sus propiedades.
La belleza de este pavimento no se limita únicamente a su condición de suelo artesanal. Otra de sus señas de identidad más valoradas -sobre todo en estos tiempos de despertar de la conciencia medioambiental es su carácter sostenible. Hablamos de un material fácilmente reciclable. Basta con volver a fundir un ladrillo o baldosa de barro para darle una nueva vida.
Los suelos de barro son, además, grandes aliados en términos de inercia térmica y humedad. Su alta porosidad hace de ellos un recurso capaz de contribuir a regular la humedad en interiores en más de un 50% según los expertos.
Típico de la cuenca mediterránea, este tipo de suelo no es solo una elección apta para interiores. También patios, terrazas y porches son destino habitual de estos pavimentos que aportan un toque de calidez a los ambientes. En todo caso, en espacios como la cocina o el baño, con especiales condiciones de temperatura y humedad y susceptibles de concentrar mayores riesgos para el pavimento, suele emplearse versiones esmaltadas para una mayor protección.
Otro de los grandes atractivos de los suelos de arcilla natural es la amplia variedad de formatos que puedes encontrar. Hay baldosas cuadradas, rectangulares, hexagonales, octogonales... Las opciones son de lo más variopintas. Pueden combinarse con cantos, rodapiés y similares, además de con otro tipo de pavimentos muy en línea con la mezcla de estilos por la que apuestan muchos interioristas en la actualidad. Su versatilidad en este sentido es tal que alcanza a la colocación de las piezas. En la práctica es posible crear diseños de lo más atractivos combinando piezas de distintos tamaños y acabados.
Por si todo esto no fuera suficiente, los suelos de barro nunca pasan de moda. Al contrario que otros pavimentos de tendencia, la elección de este tipo de solerías es una apuesta segura que, no solo resistirá bien el desgaste propio del paso del tiempo, sino que sobrevivirá a corrientes pasajeras de decoración. Si tenemos en cuenta que cambiar el suelo supone una notable inversión, ese carácter atemporal es un valor añadido para este tipo de pavimentos.
Al margen de su belleza, los suelos de arcilla natural también resultan atractivos desde el punto de vista del mantenimiento. Se trata de un material de gran resistencia y basta una limpieza con agua y jabón para devolverle su esplendor. Eso sí, con el tiempo no está de más recurrir a limpiezas profesionales e, incluso, aplicar ceras especiales para recuperar su aspecto original.
コメント